
Chichen Itzá, visión de una ciudad
El nombre de Chichén Itzá es de raíz maya y significa según algunos estudiosos la boca del pozo de los brujos del agua, aunque según otros investigadores puede que signifique en huasteco Serpiente Emplumada. Es uno de los grandes conjuntos arqueológicos de la era precolombina y se encuentra situado en la Península de Yucatán, en México, a 110 kilómetros de la ciudad de Mérida. Se cree que fue fundada más o menos en el año 525 de nuestra era por los chanes o putunes de Bacalar que más tarde se convertirían en los itzaés y posteriormente en los cocomes, siendo también los responsables de la fundación de otras ciudades del Yucatán como Ek Balam, Izamal, Motul, T’hó (la actual Mérida mexicana) y Champontón.
La decadencia de los centros mayas que comenzó a darse en el siglo IX parece que no llegó al norte de la Península del Yucatán hasta unos 150 años más tarde.
Es en esta época cuando se desarrolla el pujante estilo puuc (región de Yucatán donde hay un conjunto de yacimientos arqueológicos que comparten un estilo arquitectónico común como elementos de otras épocas que se mezclan con rasgos originales y propios de cada uno de los lugares en los que se desarrolló) en ciudades como Uxmal, Sayil, Kabáh o Chichen Itzá. Sin embargo estas ciudades decaen en torno al año 1000 de nuestra era a excepción de Chichen Itzá, que se alza así como el primer estado centralizado de la zona maya yucateca iniciando una etapa de gran florecimiento.
Las fuentes arqueológicas y la tradición histórica, esta última impregnada de rasgos de leyenda, ofrecen interesantes datos para el estudio de los aspectos arquitectónicos y estilísticos de la ciudad, complementándose en muchos casos pero siendo contradictorios en otros lo que provoca mucha confusión a la hora de estudiar la evolución en el tiempo de la ciudad.
Fusión del culturas
La ciudad de Chichen Itzá representa el ejemplo más completo de la fusión entre la cultura mexica, la maya y la tolteca, alcanzando una notable extensión bajo el empuje de ciertos pueblos colonizadores, entre ellos los toltecas.
En la ciudad hay numerosos elementos decorativos, sobre todo bajo la forma de esculturas y bajorrelieves de piedra que atestiguan la fuerte presencia del culto al dios Quetzalcoatl, y que los mayas adoraron bajo el nombre de Kulkucán.
Fueron presumiblemente los toltecas los que superpusieron la figura misteriosa de este dios (herencia de la civilización teotihucana) a la de su héroe cultural Ce Actl Topiltzin Quetzacoalt, el mítico rey de la ciudad de Tula. Este rey después de años de prospero reinado en la capital tolteca fue destronado por su malvado hermano Tezcatlipoca, suceso que las fuentes señalan que ocurrió hacia el 987 d. C.
Diversas tradiciones se entrecruzan y se superponen a la hora de explicar la suerte de este héroe civilizador tras la expulsión de su reino. Según una de ellas emigró con un grupo de seguidores hasta el territorio de Yucatán, lo que concuerda con algunos documentos de la época colonial que narran la llegada a la ciudad de un personaje de noble estirpe, culto y refinado, al que los mayas nombraron Kulkucán.
Sea como fuere muchos historiadores han interpretado la tradición oral y las fuentes coloniales como una especie de reflejo novelado de lo que realmente ocurrió: los “invasores” de Chichen Itzá fueron desterrados toltecas, expulsados de Tula por el empuje de otros pueblos. Así desde finales del siglo X la ciudad se convirtió en un auténtico emporio y guía de la zona de Yucatán.
Los sacrificios humanos
Quizá una de las cosas que más llamen poderosamente la atención de todos aquellos que se detienen a visitar la ciudad son los aspectos de la cultura material ligados a los sacrificios humanos, que se practicaron en toda la región mesoamericana pero que quizá los toltecas acentuaron aún más.
Una prueba de ello es la presencia en la ciudad de un altar de cráneos donde eran clavadas las cabezas de las víctimas decapitadas, el tzompantli. Pero no es la única prueba de ello puesto que en el Cenote sagrado también se han encontrado restos óseos y en la Pirámide de Kulkucán hay una figura de un chac-mool escultura que se encuentran siempre en lugares sagrados y que algunos interpretan como un altar en el que se le ofrecían a los dioses diferentes ofrendas entre ellas corazones humanos.
Estructura de la ciudad
Los diferentes edificios de la ciudad se pueden dividir en:
1) Grupo Norte: El Castillo o Templo de Kukulcán, el Mercado, Baño de vapor, el Templo de los Guerreros, la Plataforma de Venus, el Cenote Sagrado, la Plataforma de las Calaveras, la Plataforma de los Jaguares y de las Águilas y el Juego de Pelota.
2) Grupo Central: Tumba del Gran Sacerdote, La Casa Colorada, el Caracol u observatorio, la Casa de las Monjas, la Iglesia, el Akab Dzib y los Tableros Esculpidos.
Declive de Chichén Itzá
Se piensa que hacia el año 1000 una violenta guerra civil comenzó con la caída de Chichen Itzá pues hay evidencias en los muros de los edificios que confirman que los techos de palma y madera fueron incendiados como ocurrió con el Templo de los Guerreros y el Mercado, así como varios edificios más.
Por otro lado, la decadencia de la ciudad se encuentra en relación directa con el ascenso de la ciudad de Mayapán como nuevo centro político y económico. Sin embargo tan grande fue el poderío de esta ciudad que siglos después de su decadencia aun era meta de peregrinación y centro de adoración. Incluso en 1540 el español Francisco de Montejo, fundador de la cercana ciudad de Mérida, pensó levantar la capital allí mismo.

La cultura maya
Hoy en día sigue siendo considerada por los mayas como un lugar sagrado.
El Cenote sagrado
En Chichen Itzá permaneció vivo hasta después de la conquista de los españoles el culto al Cenote Sagrado, un pozo a cuyas turbias aguas eran arrojados objetos preciosos, animales e incluso víctimas humanas preelegidas para complacer al dios de la lluvia o de la fertilidad Chac. Este culto a los cenotes no sólo fue propio de esta ciudad yucateca sino que fue una práctica bastante extendida en otros centros urbanos del área mesoamericana. El término cenote adoptado por los españoles es una deformación de la palabra maya-yucateca dzonot, que era usada para indicar los pozos naturales de forma circular originados por el hundimiento del estrato calcáreo, según un fenómeno típicamente cárstico. La función primaria de los cenotes era la de reserva de agua potable: muchos indicios arqueológicos han verificado la existencia de antiquísimos asentamientos cerca de estas reservas de agua.

El Cenote de Chichen Itzá
En muchos lugares los cenotes eran usados como pozos sagrados (aunque hay que señalar que no todos los cenotes tenían la categoría de sagrados) para sacrificar víctimas humanas que apaciguaran a los dioses puesto que se pensaba que eran una entrada al Xibalbá, el reino de ultratumba.
El Cenote Sagrado de Chichen Itzá se encuentra situado a 300 metros de la Pirámide de Kulkucán y conectado a ella con una calzada blanca. Junto con El Castillo forman el área sagrada de este sitio arqueológico. Mide unos 60 metros de diámetro con unas paredes verticales que miden 15 metros del nivel de acceso hasta la superficie del agua.
En la ciudad existe otro cenote que no tiene la categoría de sagrado y que era usado para obtener agua potable y que se llama Xolotl.